LA HIPOCRESÍA DEL AMBIENTALISMO DE CONVENIENCIA: EL CASO DE LUIS GONZÁLEZ LOZANO
En los últimos años, el nombre de Luis González Lozano ha ganado notoriedad en San Luis Potosí, especialmente por su participación en la organización Cambio de Ruta. Sin embargo, la imagen de este supuesto defensor del medio ambiente se ve cada vez más empañada por sus acciones y sus vínculos políticos.
González Lozano ha sido acusado de utilizar la causa ambientalista para obtener lucro político y partidista, una estrategia que se evidencia claramente en su reciente amparo contra el rescate del parque de Morales iniciado por el gobierno estatal.
El parque de Morales, un símbolo de la identidad potosina y un importante pulmón para la ciudad, ha estado en abandono y deterioro durante años. Sin embargo, González Lozano no había mostrado interés en su rescate hasta que el gobierno actual emprendió acciones para recuperarlo. Este cambio de actitud levanta sospechas sobre sus verdaderas intenciones y su compromiso con el medio ambiente.
Además, su historial muestra una clara falta de coherencia. Aunque se presenta como ambientalista, González Lozano está vinculado a movimientos políticos de derecha como el PRIAN y el navismo. Durante los gobiernos anteriores, nunca objetó proyectos de obra ni la ausencia de políticas ecológicas. Este silencio selectivo es aún más notable en el caso de la Sierra de San Miguelito, una Área Natural Protegida que está bajo amenaza de convertirse en una zona residencial de lujo por un grupo de poderosos empresarios. En esta situación, su espíritu ecologista brilla por su ausencia.
La inconsistencia de sus acciones también se refleja en su apoyo al proyecto de construcción del tiradero industrial de Palula en Santo Domingo. Este proyecto fue fuertemente rechazado por ejidatarios, verdaderos activistas ecológicos y el clero del Altiplano, quienes lograron detenerlo. Las acciones ilícitas de los inversionistas y sus asesores, que incluyeron la falsificación de actas del Cabildo y otros documentos, dejaron en evidencia la falta de escrúpulos detrás del proyecto, y la posición de González Lozano en este contexto plantea serias dudas sobre su integridad.
En conclusión, el caso de Luis González Lozano ilustra cómo algunos individuos utilizan la causa ambientalista como una herramienta política y de lucro personal, más que por un verdadero compromiso con la protección del medio ambiente. Su historial de acciones selectivas y su vinculación con intereses políticos y económicos cuestionables deberían ser una llamada de atención para aquellos que buscan auténticos defensores del medio ambiente. La protección de nuestros recursos naturales requiere de voces genuinas y desinteresadas, no de oportunistas que buscan beneficios personales a costa del bien común.
Por: Víctor Hugo Martínez