COLOR Y RECUERDO: FAMILIAS POTOSINAS HONRAN A SUS MUERTOS EN EL PANTEÓN DEL SAUCITO
Este primero de noviembre, el panteón del Saucito se convierte en un vibrante homenaje a la memoria de quienes han partido. Desde tempranas horas de la mañana, cientos de familias comienzan a llegar, cada una llevando consigo el amor y la nostalgia que los une a sus seres queridos que ya no están.
Las tumbas, decoradas con esmero, son el reflejo de un profundo cariño: flores de cempasúchil en tonos amarillos y naranjas, que llenan el aire con su fragancia y adornan cada rincón del cementerio.Al llegar, las familias se agrupan en torno a las lápidas, limpiando cuidadosamente el lugar de descanso eterno y colocando ofrendas que incluyen fotografías, alimentos y velas.
La atmósfera es una mezcla de alegría y melancolía, donde las risas se entrelazan con lágrimas, recordando momentos compartidos y celebrando la vida que continúa en el recuerdo.
El bullicio no solo se siente dentro del panteón, sino también en los alrededores, donde los comerciantes ofrecen una variedad de flores y adornos. Las calles se llenan de vida, con el vibrante cempasúchil a la venta, creando un ambiente festivo que complementa la solemnidad del homenaje.
Este primero de noviembre, el panteón del Saucito se convierte en un espacio donde la memoria y la celebración se entrelazan. Entre el dolor por la ausencia y la alegría de los recuerdos compartidos, cientos de familias potosinas encuentran en esta tradición una forma de mantener viva la conexión con aquellos que han dejado una huella.
Por: Alondra Velázquez Mora.